Casi un siglo después, el filósofo francés Jean-Baptiste Robinet (1735-1820) interpretó esta porción de fémur de dinosaurio como el resto petrificado de un enorme escroto humano (efectivamente, la figura parece un hueval). Esta interpretación se debe a que pocos años antes, en 1763, el naturalista británico Richard Brookes había refigurado el ejemplar de Plot y le había designado como Scrotum humanum. Este nombre tendría probablemente intención descriptiva, no interpretativa, y podría haber sido el primer nombre válido de un dinosaurio.
A comienzos de 1990, L.B. Halstead y W. A. S. Sarjeant, formularon una petición a la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica (organismo que toma decisiones sobre los nombres de loa animalñes, actuales y fósiles), que consistía en eliminar el nombre de Megalosaurus (que data de 1894) y sustituirlo por Scrotum, que tendría prioridad en el tiempo.La Comisión les dijo que se peinasen, considerando a Scrotum como un nomen dubium (nombre dudoso), es decir, que la figura de Plot no contenía suficiente información como para identificar satisfactoriamente un género y especie determinado de dinosaurio. Bajo mi punto de vista, los tíos de la Comisión de Nomenclatura Zoológica son unos rancios, porque molaría muchísimo más que hubiera un dinosaurio que se llamase Scrotum, en lugar de Megalosaurus, que me parece un nombre como muy estandar.
Para más información:
Sanz, José Luis (2007): CAZADORES DE DRAGONES Editorial Ariel, Barcelona, 420 pp.
Blog Exapamicron: Scrotum humanum, de nuevo
2 comentarios:
Cuando menos, curioso, aunque reconozco siempre me ha gustado el nombre de Megalosaurus.
Donde esté Scrotum que se quite cualquier nombre. A ver cuando le ponen a uno Koprosaurus. Estaría guapo.
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