domingo, 31 de enero de 2010

115# San Ildefonso's Children X

Borja seguía ensayando lo que iba a ser su futura actuación el día de la lotería de navidad. En su habitación, se miraba al espejo y repetía, cada vez con un tono de voz distinto, ese número que tanto la gustaba:

-¡Noventayseismilcientooooooocuarentaycuatroooooo! ¡Noventayseismilcientoooooocuarentaycuatroooooo! ¡Noventayseismilcientoooooooggggghhhhhhh!

De pronto la tos impidió a Borja continuar con su admirable progresión a la hora de recitar el número que había elegido para ensayar. Después de mirarse de nuevo en el espejo y colocarse su flequillo rubio, decidió acabar por hoy sus pruebas de la lotería. Empezó a revolver la mochila con ruedas del colegio y sacó unos papeles.

-¡Corchos! ¡Tenía que haberle dado estos apuntes a Josele hace dos días! Ahora tendré que ir a hacer fotocopias.

Borja todavía estaba embutido en el uniforme del colegio, se acercó a la percha, cogió su cazadora y se la puso. “Adiós mamá. Vuelvo en diez minutos”. Bajó las escaleras de dos en dos y se encaminó a la tienda de fotocopias de la esquina. Cuando el muchacho llegó a la tienda, observó que detrás del mostrador no había nadie. Se apoyó en él y esperó a que saliese alguien a atenderle.

Después de tres minutos comenzó a impacientarse. Atravesó el mostrador por la entrada que tenía a un lado y se dirigió a la trastienda. Mientras se acercaba a ésta, Borja percibió unos gemidos que venían de detrás de las cortinas. Apartó las cortinas que daban paso a la trastienda y descubrió algo sorprendente.

La señorita Mónica, encargada de la copistería estaba tumbada en un sofá en la trastienda, acariciándose y tocándose aquí y allá por todo su cuerpo. Semidesnuda, no paraba de pasar su lengua por sus siliconados pechos. En pocos segundos, Mónica se dio cuenta de la presencia de Borja. Esto no pareció molestarle. Es más, hizo que acariciase con más ímpetu su sexo rasurado a la vez que observaba al muchacho. Borja, que es un niño de San Ildefonso, pero no por ello tonto, procedió a bajar la cremallera de su pantalón azul. A la vista de Mónica apareció un descomunal falo de 35 centímetros que hizo perder el sentido a la fotocopista.

Cuando recuperó la razón, empezó a sorber cual Frigo-Pie el pene en total erección del niño cantor. De arriba a abajo paseaba su lengua por el aparato de Borja mientras se intercambiaban miradas de complicidad. Durante un cuarto de hora, y tal como había aprendido de las películas del Canal +, el chaval aguantó el chaparrón y contuvo su inminente eyaculación. En el momento en que Mónica mordía suavemente la bolsa escrotal del niño de la lotería, éste dio un par de golpecitos en el hombro a la copista para avisar que venían fuertes precipitaciones con amenaza de marejadilla sobre su cara. La joven apartó su boca del mastil ildefonsil y esperó con nerviosismo la nevada. El muchacho agarró con fuerza su pene e interpretó el papel de bombero sobre la faz de la encargada de la tienda. Mónica, llena de chorretones de semen en la cara, sonrió y dio su aprobación a Borja. El colegial cogió un pañuelo de la mesa cercana y se limpió el prepucio. Se subió el pantalón dio un beso en la frente a Mónica y salió de la trastienda.

Aunque no había hecho las fotocopias, Borja se dirigió hacia su casa con una pícara sonrisa de oreja a oreja. Y es que, a pesar de tener 32 años y haber repetido 1º de E.S.O. diecinueve veces, era la primera vez que pillaba a su novia Mónica masturbándose a escondidas.

EL KOPROFAGO

1 comentario:

Happyman dijo...

La verdad es que me he quedado mudo... todo el rato pensando que el chaval era un mozalbete (por la foto) y resulta que el pavo estaba hecho un hombretón hijo del prodigio...
Vaya vaya... de ahí al trio macho.

Jajajaja.... Saludoooooossss....!!!!